Todo sea por el mal de la lluvia y por lo que decanta de lo que no se sabe aun.
Todo sea por la risa que decanta el saber a terrenos más áridos.
Todo sea por la bueno, todo sea por lo malo.
Todo sea por lo que no nos animamos a tener, y por lo que ya tenemos sin pensarlo.
Pensemos en lo poco que nos altera, y digamos no.
Pensemos con la lluvia en lo que queda tras haber hecho los deberes ciudadanos de no hacer nada.
La nada que pausa la lluvia acobijándonos tras mantos de sentires, sentires que lloran y que decaen en la pasión.
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