Libertario soy de la proclama de mi piel briosa
que augura el interes ajeno y se apega al calor
de la bruma desdichada
que trasunta las pausas de un sórdido lecho
Encadenado al reflejo de tus cabellos
tirando contra lo que implica el saber
de no saber nada
ante la justamente razón ungida
El calor que no quema ni con apariencia nivea
la hilacha remota que cayó sola
al no desprenderse
de tu tez prodigiosa
Sólo debemos crearnos la certeza
Y no caer con el peso cobarde
de no saberse dependiente
de tus ojos trémulos
Quiero cantarte justicia
quiero matarme las penas que me encallan
en la costa que se corre
a cierta conveniencia
Te pido que me mires y que me digas
que todo estará bien
Que el viento el ave sienta
con la simple presencia